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Hablar con las piedras.

Con la frente de narcisos coronada,

aún transmite su delicada belleza,

aunque aquella frente de regia alteza,

con latas fuera estúpidamente rayada.

.

Yace sobre un pétreo brazo recargada

Y su grave cuerpo aún muestra entereza,

Dice “De un momento a otro se endereza”

Mi imaginación de paseante alterada.

.

Por la diáfana realidad con que enervas

Y por la imagenería que connotas

O por la soledad en que te conservas

.

En un parque rodeada por la caterva,

Dí conmigo, triste estatua de eras rotas:

“Mejor la gente de Azcapotzalco hierva.”

Perro de llama.

Calcineo Monte (cont.)

El gélido abrazo veló un engaño:
la dulce mirada de Amor y su faz
con esa expresión reveláronme más
que el triste rumor que hizo tanto daño.

Me había equivocado pensando que el fin
en árido monte fue a hallarme helado,
que cuando mi aliento volvió delgado
ya nada del mundo quedaba ante mí.

Culpable fui de mi grande ceguera,
oculto me fue que ese frío no es
ni un poco, después de muerte postrera

Y ahora que quiero sentir en mi tez
el hielo gozando la vida entera,
no hay frío ni calor, ni lozana vejez.

Calcineo Monte

Sembrado el miedo con enjuta herida,

En mi alma hallábase el terror profundo;

Con fiebre vía yo cual moribundo.

Visión de un cuerpo que era yo sin vida.

 

Dolor indújome con cruel mordida

Al trance etéreo de aquél inframundo

Do ser sublime yace vagabundo,

Llorando enfermo por la luz perdida.

 

Culpable siendo de mi gran tormento,

Amor hallome en tan terrible estado,

Que Vergüenza con estertor violento

 

Ordenóle a disipar funesto Hado;

Y con su luz por fin llegó el contento,

Al Calcineo Monte do viome helado.

Sórdido soneto del sexo salvaje

Disparado el jarrón se hace pedazos:

que en el jaleo el mantel fue arrastrado

y con fricción nuestros cuerpos  lacerado

y nos rompemos la boca a mordiscazos.

.

En vano te alarma el nudo en tus brazos,

“Ojos que no ven…” tus ojos he vendado

(“…corazón que no siente”) y tu mirada vedado

Pa’ que tus gritos sean solo por cuerazos.

.

Valiente amante que todo consientes

(Amordazada y de piel descarnada)

De malogrados amores te resientes

.

Y cuando suave solaz ya presientes,

¡Ni madres, de rodillas!— pseudoamada,

Cobarde el corazón finge que no siente…